CRÍTICA DE CINE FANTASMAGÓRICA...

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lunes, 16 de mayo de 2011

"EL ÚLTIMO EXORCISMO": ¡SI, POR FAVOR!


Que el cine de terror es una de mis debilidades no es ninguna novedad. Cuando era pequeño, un querido amigo y yo acudíamos religiosamente a la estantería dedicada a este género en el videoclub de mi barrio. Por apenas 250 pesetas alquilábamos dos películas y amenizábamos la tarde entre monstruos, demonios, asesinos y otros entrañables compañeros. Lo que nos producía era una mezcla de miedo, morbo y risa. Risa porque algunas de esas cintas -en ocasiones en Beta- eran de serie Z, con efectos especiales sacados del Millonario (guiño solo para gaditanos) y argumentos que harían sonrojar al mismísimo Roger Corman. El cine de terror de los 70 y 80 se basaba fundamentalmente en el subgénero llamado "Slasher", a saber; asesino vengativo, normalmente con una fuerza sobrenatural y una capacidad para resucitar curiosa que va matando uno a uno a un grupo de adolescentes con furores sexuales varios. O sea, "La matanza de Texas", "Halloween", "Viernes 13" y "Pesadilla en Elm Street". En los 90 se pusieron de moda las pelis japos, con niño pintado de blanco que da mal rollito y niña que sale de la tele descoyuntada. Y con la llegada del nuevo milenio y la revolucionaria "El proyecto de la Bruja de Blair" llegó el Docuterror, uséase, con un público que ya lo había visto todo, la solución era que no viera nada. En busca del verismo las cintas de terror se plantean como grabaciones caseras, donde el cámara es un protagonista más y donde se sugiere más que se muestra, lo cual, bien hecho, es una de las grandes premisas del mejor cine de terror y/o suspense. En esta corriente, "REC", "Monstruoso" y "Paranormal activity". El problema vino cuando no se supo diferenciar entre sugerir y timar, entre parecer "cutres" y serlo de verdad, entre jugar a administrar el miedo o simplemente no saber como transmitirlo. "El último exorcismo" es un claro ejemplo de ello; la historia de un exorcista/timador en el Sur de los EEUU, donde la religión y la superstición se dan la mano, se encuentra con el caso de una niña en la edad del pavo que parece realmente poseida. La película ciertamente da mal rollito, pero como dijo una compañera fantasma que me acompañó a verla, "te deja mal cuerpo como cuando te comes algo en mal estado". O sea, mucha cámara al hombro, una niña contorsionista con posturas similares a las del "Pozí", algún golpe de efecto y un final ridículo. Si pretendían verismo, solo han conseguido feismo, revolvernos el estómago e inverosimilitud...

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