CRÍTICA DE CINE FANTASMAGÓRICA...

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domingo, 29 de mayo de 2011

NUEVA SECCIÓN: CLÁSICOS DE VIDEOCLUB


Inauguro una nueva sección en este, vuestro blog, en la que repasaré todos aquellos clásicos que poblaron nuestra más tierna infancia y juventud. Películas míticas que han quedado grabadas en nuestra memoria colectiva, grandes bodrios en la mayoría de las ocasiones, pero sin duda entrañables, carentes de calidad cinematográfica pero que tal vez hemos visto más veces que a nuestro tio de Murcia. Acción, fantasía, aventuras, terror. Todo aderezado con polvo y roña. Cientos de horas de entretenimiento envasadas en sucias carátulas, 2x1 en el ya difunto (en el mejor de lo casos agonizante) VHS. Y para ello que mejor que una elegía por la muerte de aquel territorio mítico de los 80, templo de barrio con un séquito de fieles feligreses, lugar mágico y litúrgico, de donde uno salía aprovisionado para la más sana evasión. El videoclub entró en mi vida aproximadamente en el año 1990, cuando en mi casa se adquirió un misterioso artilugio llamado VÍDEO. Esta máquina te permitía reproducir películas y grabar las que echaban en la tele, incluso con la posibilidad de dejarlas programadas mientras estabas en la calle. Un mundo de nuevas posibilidades se abría ante nosotros. El plan era generalmente el siguiente: normalmente un viernes o un sábado por la tarde quedabas con uno o varios amigos, a ser posible en una casa liberada de padres, y en torno a las seis de la tarde acudías en procesión al videoclub de tu barrio. Nunca olvidaré el dueño de uno de estos comercios cercano a mi casa; un hombre con una vasta cultura cinematográfica y un gusto digno de ser jurado del Festival de Cannes...siempre que se le pedía una recomendación sobre una película, él te remitía a la última de A) Steven Seagal B) Chuck Norris o C) Jean Claude Van Damme. Siempre con la misma frase..."Es muy buena. Steven Seagal (por ejemplo) trabaja muy bien". Con el paso de los años me doy cuenta de que estaba en lo cierto; tal vez Steven Seagal no tenga la técnica interpretativa de Marlon Brando, pero con la de leña que repartía, desde luego se estaba ganando su sueldo...El videoclub en sí solía estar plagado de carteles de los últimos estrenos, en la mayoría de los casos con un monitor en el que se proyectaba la película más novedosa, pongamos por caso, "Jungla de cristal". Por un extraño motivo tu siempre querías esa, petición que le hacías al dependiente con cierta ansiedad: "¿Te han devuelto "La jungla de cristal?". Ante lo que se creaba un momento de expectación cuando él revisaba si entre las películas devueltas estaba la gran deseada. Uno podía llegar y besar el santo -LA película- o pasarse una hora rebuscando entre las estanterías, en muchos casos sin ponerte de acuerdo con tu/s compañeros/as. Aunque uno nunca se marchaba sin una o más cintas bajo el brazo, sabiendo que probablemente se vería mal (¿recordáis las rayitas blancas que tanto jodían?) o que tal vez sería un engendro, pero por algún motivo, feliz, con la sensación de que estabas a punto de sumergirte en un mundo nuevo...

lunes, 16 de mayo de 2011

"EL ÚLTIMO EXORCISMO": ¡SI, POR FAVOR!


Que el cine de terror es una de mis debilidades no es ninguna novedad. Cuando era pequeño, un querido amigo y yo acudíamos religiosamente a la estantería dedicada a este género en el videoclub de mi barrio. Por apenas 250 pesetas alquilábamos dos películas y amenizábamos la tarde entre monstruos, demonios, asesinos y otros entrañables compañeros. Lo que nos producía era una mezcla de miedo, morbo y risa. Risa porque algunas de esas cintas -en ocasiones en Beta- eran de serie Z, con efectos especiales sacados del Millonario (guiño solo para gaditanos) y argumentos que harían sonrojar al mismísimo Roger Corman. El cine de terror de los 70 y 80 se basaba fundamentalmente en el subgénero llamado "Slasher", a saber; asesino vengativo, normalmente con una fuerza sobrenatural y una capacidad para resucitar curiosa que va matando uno a uno a un grupo de adolescentes con furores sexuales varios. O sea, "La matanza de Texas", "Halloween", "Viernes 13" y "Pesadilla en Elm Street". En los 90 se pusieron de moda las pelis japos, con niño pintado de blanco que da mal rollito y niña que sale de la tele descoyuntada. Y con la llegada del nuevo milenio y la revolucionaria "El proyecto de la Bruja de Blair" llegó el Docuterror, uséase, con un público que ya lo había visto todo, la solución era que no viera nada. En busca del verismo las cintas de terror se plantean como grabaciones caseras, donde el cámara es un protagonista más y donde se sugiere más que se muestra, lo cual, bien hecho, es una de las grandes premisas del mejor cine de terror y/o suspense. En esta corriente, "REC", "Monstruoso" y "Paranormal activity". El problema vino cuando no se supo diferenciar entre sugerir y timar, entre parecer "cutres" y serlo de verdad, entre jugar a administrar el miedo o simplemente no saber como transmitirlo. "El último exorcismo" es un claro ejemplo de ello; la historia de un exorcista/timador en el Sur de los EEUU, donde la religión y la superstición se dan la mano, se encuentra con el caso de una niña en la edad del pavo que parece realmente poseida. La película ciertamente da mal rollito, pero como dijo una compañera fantasma que me acompañó a verla, "te deja mal cuerpo como cuando te comes algo en mal estado". O sea, mucha cámara al hombro, una niña contorsionista con posturas similares a las del "Pozí", algún golpe de efecto y un final ridículo. Si pretendían verismo, solo han conseguido feismo, revolvernos el estómago e inverosimilitud...

domingo, 15 de mayo de 2011

"MEDIANOCHE EN PARIS": ¿CUALQUIER TIEMPO PASADO FUE MEJOR?


No resulta fácil hacer una crítica de esta película sin desvelar algunos de los giros de guión que atesora, pero soy muy respetuoso con la capacidad para sorprendernos en la sala de cine y voy a intentarlo. "Medianoche en Paris" es la historia de un guionista de Hollywood -y aspirante a novelista- que se enamora de una ciudad (Paris...¿Cual si no?) a la vez que está enamorado del pasado, que piensa aquello que casi todos sentimos alguna vez de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Nostalgia. Tal vez incluso por una época que no hemos vivido. De manera que la magia -como en muchas de las películas del maestro Allen- irrumpe en escena. Y es que la película, aparte de un canto de amor incondicional por la ciudad, es una maravillosa afirmación de la necesidad de vivir el presente y una defensa del amor (del amor verdadero). Repleta de referencias intelectuales en clave cómica, con un elenco de actores en estado de gracia -muy bien Owen Wilson y una Marion Cotillard de la que es imposible no enamorarse- la película se disfruta en cada minuto de su metraje como un regalo que Mr Allen nos hace en un momento de inspiración suprema. Demostración palpable de que se puede hacer una película romántica en el mejor sentido de la palabra, sin caer en la ñoñería, "Medianoche en Paris" es una auténtica delicia para los sentidos, una chocolatina rellena de licor que nos embriaga y nos deja con un sonrisa dibujada en la cara. Llamadme romántico, pero salí del cine completamente emocionado y, con toda seguridad, un poquito más feliz... ¿Qué más se puede pedir?

lunes, 9 de mayo de 2011

"YO SOY EL AMOR": UN CLÁSICO MODERNO


Entre las películas más sorprendentes y refrescantes de la temporada pasada se encuentra sin lugar a dudas esta "Yo soy el amor", del director italiano, desconocido en nuestras tierras, Luca Guadagnino. La historia de una familia de la aristocracia industrial milanesa, los Recchi, y de una pasión que entra en la vida de la protagonista como un ciclón(Tilda Swinton, en el papel de la aparentemente recatada esposa de uno de los miembros de esta familia) Historia de amor apasionado con ecos de Rosselini y Visconti, la película es una obra maestra a la vez clásica y moderna, ya que la historia y la ambientación pueden sonarnos clásicas, pero la realización -con unos planos y encuadres nunca vistos por el fantasma que esto firma-y la música resultan radicalmente modernas. Película que nos noquea a través de los cinco sentidos, su sensibilidad y buen gusto resultan incluso chocantes en tiempos como los actuales. Pieza de cámara que parece ser de otro tiempo y de cualquier tiempo -pues la calidad no tiene edad- poco más se puede decir (ni se debe) de este maravilloso melodrama. Que lo disfrutéis...

sábado, 7 de mayo de 2011

SESIÓN DOBLE: "BLADE RUNNER" Y "AFTER HOURS"



En este blog normalmente escribo acerca de estrenos en las carteleras de cine, pero hoy me voy a tomar la pequeña licencia de hablar de dos películas estrenadas hace casi 30 años, en la década de los 80. Dos películas muy diferentes pero con puntos en común, principalmente uno; son dos de mis títulos favoritos, aquellos que atesoro en mi deuvedeteca como el que guarda un amuleto y a los que acudo periódicamente para comprobar que siguen siendo igual de maravillosos. Y esta semana he vuelto a verlos...¿Qué decir de "Blade Runner"? Simplemente que cada vez que la veo me parece más perfecta, un diamante en el que nada sobra y nada falta. Un extraño caso de película-mundo, que consigue meternos dentro de la pantalla gracias a la asombrosa mezcla de diseño de producción, la inolvidable música de Vangelis, efectos especiales, las interpretaciones, el guión, la fotografía. Todo parece estar equilibrado al milímetro, todo funciona. Y uno siente un escalofrío de emoción al dejarse llevar por la inusual y contradictoria belleza de ese Los Angeles eternamente oscuro y lluvioso, un paisaje que ya se ha convertido en uno de los más míticos de la historia del cine. Una película en apariencia fría, pero que en el fondo esconde un ensalzamiento de la fragilidiad de los humanos, una reivindicación de la libertad y un exorcismo ante el miedo a la muerte. Para los pocos que no la hayan visto recomiendo la experiencia de apagar todas las luces de casa, poner un buen volumen y dejarse arrastrar por los acordes de Vangelis y la lírica de esta Obra Maestra suprema...
"After Hours" (me niego a llamarla con el ridículo título en español) es una obra con menos pretensiones que "Blade Runner", probablemente menos importante, pero a la vez deliciosa. Película neoyorquina, nocturna y llena de humor negro, relata la odisea de un hombre contra los elementos en el Soho. Con elementos de pesadilla y con un aire surreal maravilloso, en este caso es Howard Shore el encargado de un "score" que aporta ese tono irreal y extraño. Si me planteo porque me gustan tanto ambas películas encuentro algunos elementos en común; ambas se desarrollan en el terreno de la noche y las dos tienen una cualidad muy difícil de encontrar hoy en día; son capaces de crear Atmósfera, de conseguir que te adentres en un mundo ficticio pero palpable. Uno casi puede sentir la eterna lluvia y el humo de "Blade Runner", sentirse sofocado por el calor nocturno de "After Hours". En resumen, desde aquí proclamo mi amor aterno por ambas películas. A veces me gustaría no haberlas visto para verlas por primera vez...

miércoles, 4 de mayo de 2011

"THOR": EL RUIDO Y LA FURIA


El título de la novela de William Faulkner, que hace referencia a un verso del "Macbeth" de Shakespeare viene que ni pintado para hacer una crónica de esta adaptación comiquera de Kenneth Branagh...(Inciso: ¿Conseguirá Hollywood que Kiarostami diriga una de Vin Diesel? No me extrañaría) Pero hay que decir que más ruido que furia, porque este "Thor" tiene unos "athronadores" (sublime juego de palabras) efectos sonoros y más bien poca furia. Y eso que la historia comienza muy bien, con ese Flashback de miles de años al mítico Reino de Asgaard y toda la batalla entre Odin y los Hombres de hielo, con un diseño de producción y de vestuario entre pulp, glam kitsch y psicodélico que tiene su gracia, con ritmo y un sentido lúdico del espectáculo. Pero, ¡Ay! cuando nos vamos al presente nos encontramos con la peor versión de Natalie Portman y sus mohines, con un Thor hipermusculado que se pasa todo el rato sonriendo para demostrar lo encantado que está con conocerse,con una historia blanda y sin interés, en resumen. Y es que señores, aunque Branagh demuestra buen pulso en contar la parte mítica y "shakesperiana" de la historia, este hombre no tiene dotes para hacer la otra, más juvenil, y emtiviesca(de la MTV, ¿se entiende?), la que pretende arrastrar a los jóvenes a los cines. En este sentido, las escenas en que los compañeros de Thor llegan a la actualidad son más bien bochornosas(incluso los guionistas hacen alguna coña al respecto), propias de un capítulo de Xena. No deja de ser un poco triste tener que ver a Anthony Hopkins enfundado en esos ridículos disfraces, pero seguro que su cuenta corriente se lo agradece. En definitiva, que yo eché un buen rato, pero seguro que con 10 veces menos presupuesto y menos pretensiones de "blockbuster", hubiera estado más graciosa, oye.