CRÍTICA DE CINE FANTASMAGÓRICA...

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jueves, 30 de junio de 2011

"UN CUENTO CHINO": MEJOR IMPOSIBLE, BOLUDO...


Tiene esta pequeña película un claro antecedente,hablamos de la exitosa "Mejor imposible", dirigida por James L. Brooks y protagonizada por Jack Nicholson en el papel de un "odioso" neurótico que se niega a tener contactos humanos y a dejarse llevar por los engorrosos sentimientos. Aquella, en clave de comedia con pinceladas de drama, narraba por supuesto como este hombre se humaniza gracias al amor redentor de una madre soltera con toda la cara de Helen Hunt y de un gay con perrito incluido con las facciones de Greg Kinnear. "Un cuento chino" relata la historia de un ferretero huraño y encerrado en si mismo, que como con el gay de "Mejor imposible", tiene que relacionarse con un elemento extraño en su vida; un chino. Las situaciones cómicas, los malentendidos por la discordancia de idiomas, el choque cultural se dan en esta cinta tan rutinaria como bienintencionada. O sea, que echamos el rato viendo los avatares del ferretero y el chino, de la imprescindible mujer buena y sencilla que viene a redimirlo y con algún que otro gag inspirado, pero en realidad lo único que se queda en nuestra retina es el rostro y la interpretación de Ricardo Darín, un hombre con cara de rata que tiene la habilidad de resultarnos cercano y entrañable. Un magnífico actor que salva la función de la ruina total. Y no creáis amigos que soy un cínico o un escéptico con el tema de los buenos sentimientos, pero creo que para tratar estos asuntos, hay que poseer gran maestría y sensibilidad, sin caer en la lagrimita fácil. Resumiendo, solo si vuestra vida depende de ello, o tenéis una tarde muuuy aburrida, recomiendo el visionado de esta película.

jueves, 23 de junio de 2011

"CLÁSICOS DE VIDEOCLUB": AL FILO DEL ABISMO


Corría el año 88 y una nueva moda se había instalado con fuerza en la calle. Hablamos de cuando nos pasábamos el día en la calle y nadie sabía lo que era el "bulliyin" o este invento del demonio llamado Internet. Hablamos del impacto del "skate" o "patinete", según el grado de familiaridad. Todos los chavales suspirábamos con tener una "Santa Cruz", una "Sanchesky" o una "Powell Peralta". ¿Por qué? Por el mismo motivo que algunos años antes lo flipábamos con los yo-yos de cinco estrellas o con el cubo de Rubik o con la mano loca, etc, etc...Yo me tuve que conformar con una tabla barata de marca "Gordon Tennesee", pero para mi era la monda, aunque por supuesto no tuviera ni idea de patinar, ni siquiera me atreviera a tirarme en la "U", un concepto que también llegó por aquella época. Y en estas estamos cuando llega al videoclub de barrio(yo la vi directamente en vídeo) "Al filo del abismo", todo un peliculón que venía a saciar nuestras ansias de "aventura deportiva", en la línea de otras como "Los bicivoladores" o "Quicksilver". En esta ocasión era un jovencísimo Christian Slater (post "El nombre de la rosa") el protagonista, un joven "skater" rebelde que tenía que enfrentarse con toda una mafia de asesinos tras la muerte de su hermano vietnamita...en resumen, un argumento que hubiera cabido en una servilleta y que podría haber sido ideado por un mandril hasta el culo de tranquimazines, pero que a nosotros nos parecía "Ciudadano Kane". Aunque claro, la fuerza venía de las espectaculares escenas con virtuosos del monopatín. Aunque hoy ya nadie se acuerde de ella y en realidad no haya ni un ápice de interés o calidad cinematográfica en sus 90 minutos, "Al filo del abismo" fue la película más alquilada durante un par de años, todo un título de culto nacido al abrigo de las cuatro -grasientas- paredes de un videoclub.

martes, 14 de junio de 2011

"SIN IDENTIDAD": PUES ESO...


Hay películas que en su título -y obviamente sin quererlo- hacen toda una declaración de intenciones, o tal vez un aviso para navegantes. "Sin identidad" es una de ellas, una cinta que carece de personalidad propia, de un atisbo de originalidad, de ninguna sorpresa que destacar, aunque su mejor baza sea con seguridad precisamente esta, su falta de pretensiones. Thriller enmarcado en el subgénero Americano-que-llega-a-la-peligrosa-y-misteriosa-Europa-y-se-mete-en-lios, la película tiene un ilustre antecedente en aquella maravilla "noir" llamada "Frenético", dirigida por Roman Polansky e interpretada por Harrison Ford, a años luz de esta, claro está. En aquella Polansky bebía del sacrosanto Hitchcock para crear un suspense lleno de atmósfera y sofisticación. En esta, el catalán afincado en Hollywood Jaume Collet-Serra, lo intenta, pero la nota no pasa del suficiente pelao. Con el siempre solvente, y simpático para el fantasma que esto firma, Liam Neeson, "Sin identidad" se consume agradablemente, como cuando uno se bebe un Aquarius que no sabe a nada pero que refresca, con giros de guión más bien inverosimiles pero con un muy saludable aroma a "thriller" de los 90 que siempre piensa en el entretenimiento y en el juego de adivinanzas con el espectador.

domingo, 5 de junio de 2011

"PEQUEÑAS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA": LOS AMIGOS DE LUDO


He aquí uno de los grandes hits de la reciente cinematografía gala, que tiene el mérito de haber recaudado grandes sumas en taquilla sin necesidad de caer en la zafiedad de los Torrentes o en los grandes efectos especiales del Hollywood 2.0. Planteada como un retrato generacional de treintañeros, "Pequeñas mentiras sin importancia" quiere parecerse a aquella maravilla llamada "Los amigos de Peter"; a saber, grupo de personas que se reunen y que desnudan sus fallos y carencias en torno a la figura de un amigo (en este caso ausente). El actor y pareja de Marion Cotillard, Guillaume Canet, dirige esta película, que oscila todo el rato entre la comedia amable y desenfadada y el drama más lacrimógeno e indecente. Una duración a todas luces excesiva(¡¡¡152 minutos!!!) teniendo en cuenta que no estamos frente a "Lawrence de Arabia" y una selección musical estupenda, pero que solo demuestra una cosa: Canet ha decidido poner su lista de reproducción del Ipod completa de la manera más indiscriminada posible, sin ningún criterio. El punto fuerte de la película: un puñado de personajes y actores muy naturales, cercanos y creíbles. El punto débil: El acto de terrorismo emocional al que nos somete en un final vergonzoso, donde el director nos mete los dedos en los ojos para hacernos llorar y lo único que consigue es un razonable cabreo por parte del espectador adulto. O dicho de otra forma; una película que funciona mucho mejor como comedia ligera sin grandes pretensiones que como dramón de trazo grueso.